Pedagogía de lo humano: educar para la vida |
Sin ahondar profundamente en los planteamientos del escritor mencionado, traigo a colación este tema a causa de un video que observé hoy en las redes sociales. En este, la profesora Rita Pierson, maestra por más de 40 años, expone el énfasis que los educadores deben dar a las relaciones humanas para lograr un aprendizaje significativo, una enseñanza qué realmente signifique algo en las mentes, y en los corazones, de sus alumnos y alumnas.
Dentro de esta charla, da un ejemplo claro: una colega le señala que no le pagan para querer a sus estudiantes, sino para dar una lección que "deben" aprender. En términos prácticos, podríamos entender esto último como una determinada unidad didáctica del currículum, una determinada materia que, más tarde, será evaluada y calificada con una nota. Sin embargo, es precisamente en este ejemplo donde pienso que radica el problema: ¿cuál es el sentido de enseñar si no es con comprensión y empatía?, ¿cuál es la vocación verdadera si no se enseña, a fin de cuentas, con amor?
Además, esta fabuloso profesora explica una máxima esencial: antes de ser entendidos, hay que tratar de entender. Y justamente allí está la carencia. ¿Cuántos profesores se dan el tiempo de entender a sus estudiantes?, ¿de comprender cómo están?, ¿de conocer un poco más acerca de sus vidas? Quizás si los profesores partiésemos por entender a nuestros alumnos y alumnas, la lección ya no sería una imposición de un adulto lejano; se transformaría en la enseñanza de un maestro cercano, capaz de ser empático, de ponerse verdaderamente en los zapatos de esos estudiantes que, antes que todo, son humanos.
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